lunes, 28 de octubre de 2013

A propósito de África

La vaca de ningún color  
Un cuento tradicional de Ghana 



Había una vez una mujer muy sabia que se llamaba Nunyala y que vivía entre los Ewe de Ghana. La gente venía a pedirle consejo y ella siempre  encontraba  la  manera  de  ayudarla. Venían  de  todos  los sitios del país. Su fama se extendió de tal forma que un día llegó a los oídos del jefe de la tribu, que se puso muy celoso. Entonces la mandó llamar, porque vivía en otro pueblo y le dijo, a través de un portavoz: 

“He oído que tú eres Nunyala, la mujer sabia.” 
“Puede  que  sí  y  puede  que  no”,  respondió  ella.  “Eso  es  lo  que algunos dicen.” 
“Si eres muy sabia”, dijo el jefe, “estoy seguro que te puedo pedir que hagas una cosa muy sencilla para mí”. 
“Sea sencilla o no”, respondió ella, “lo haré lo mejor que pueda” 
“Todo lo que tienes que hacer para probar lo sabia que eres”, le dijo el jefe, “es traerme una vaca”
Nunyala  pensó:  “Una  vaca.  Eso  no  tiene  dificultad  ninguna.  Mi pueblo está lleno de vacas”. 

Pero cuando ya estaba a punto de marcharse, el jefe añadió, “Ahora escúchame con atención. Te he pedido que me traigas una vaca. Bien, pero esa vaca no puede ser negra, y tampoco puede ser blanca. No puede ser canela, ni amarilla. No puede ser moteada, ni tener rayas. ¡En definitiva, lo que quiero decir es que esa vaca no puede tener  ningún  color!  Tienes  tres  días para  traerme  la  vaca  que  no  tiene  color.  ¡En  caso  contrario  serás ejecutada!” 

Nunyala regresó a su casa abrumada, se sentó y pensó durante tres días y tres noches y cuando estaba a punto de finalizar el plazo, mandó a un niño desde su pueblo al que vivía el jefe con un mensaje. El jefe se sentó en su taburete y esperó que el niño le dijera lo que tenía que decirle. Estas fueron sus palabras: “¡Oh, jefe! Nunyala, la mujer sabia de nuestro pueblo, me envía para que te repita estas palabras. Este es su mensaje. Ella ha dicho: ‘Tengo tu vaca de ningún color. La tengo en mi casa. Puedes venir y llevártela’. 

‘Pero no vengas por la mañana. No vengas por la  noche. No vengas al alba. No vengas en el crepúsculo. No vengas  en  mitad  de  la  noche.  No  se  te  ocurra  venir  en  ningún momento.  Puedes  coger  tu  vaca  descolorida, exactamente, en ningún momento’. 

Cuando terminó de decir esto, el muchacho dio media vuelta y se marchó. El jefe se quedó mudo sentado en su butaca pensando en las palabras de Nunyala, la mujer sabia de los Ewe. 

Esta historia es  tomada de un libro de cuentos populares recolectados por la neoyorquina Nina Jaffe, titulado The Cow of no Color. Esta pequeña historia se la contó a Nina, Gidean Foli Alorwoyie, que la aprendió en Ghana, su país de origen, de la boca de su abuela cuando era niño. 

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